Uncategorized
El drama de una provincia fronteriza llamada Elías Piña
Camiones y equipos pesados que asfaltan algunas de calles en barrios marginados, son celebrados por la provincia Elías Piña.
Muchos espera que esta misma suerte se extienda sin límites, en su territorio, hasta garantizar que el polvo calizo no forre los frentes de sus casas, también carentes de los principales servicios públicos básicos.
Aquí la gente vive del comercio informal binacional que innunda amplios espacios contiguos al parque principal.
Dominicanos y haitianos se confunden armónicamente en el mercado que oferta comestibles, ropas,bebidas alcohólicas, productos de belleza, enseres del hogar y otros. [Texto y fotos : Jorge Casado]
Basta tener la «Pinta» de visitante para que niños te pidan -tímidamente- algo para comprar de comer. Los adultos te ofertan directamente sus productos sin necesidad de tener que llegar a sus puntos de ventas.
También, en los barrios de los dominicanos, se ve niños y jóvenes uniformados que se dirigen a sus centros educativos con la esperanza de garantizarse un mejor mañana junto a los suyos. Los de escasa edad se mantienen pululando en sus entornos familiares de patios y callejones que conducen a laberintos que desembocan en escenas de pobreza extrema.
Son pintorescos sus ranchos de materiales variados y algunos sin pisos de cemento, porque alojan en sus entornos pocilgas de cerdos o criaderos de de chivos y aves destinados a saciar el hambre que se denota en las miradas de muchos lugareños
En el oeste fronerizo de República Dominicana; Elias Piña parece luchar contra un letargo de marginalidad social que urge la atención de sus insensibles funcionarios y representantes oficiales.