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Clausura Feria del Libro Santo Domingo y puntos a tomar en cuenta
Por Jimmy Rosario Bernard / jimmyrosario@gmail.com
Al caminar como cada año por las calles y pasillos de la XV Feria Internacional del Libro, en la Plaza de la Cultura “Juan Pablo Duarte”, se escucharon voces de niños, jóvenes o adultos y era casi imposible no sentir curiosidad en echar una ojeada a los libros que se encuentran en los diferentes puestos destinados para la exhibición y venta; y porque no, llevarse toda una canasta llena de estos.
Pero lamentablemente también es imposible dejar pasar por desapercibido, que en este año ha aumentado la cantidad de kioscos de comidas, bebidas, chuchearías diversas y otros artículos que no tienen relación alguna a los fines de esta feria internacional, lo cual debe de ser tomado en cuenta por la Dirección General de la Feria del Libro.
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A esto también, se agrega una cantidad enorme de vendedores ambulantes que se apersonan a las inmediaciones de esta feria celebrada anualmente, para suministrar algún tipo de producto, muchas veces sin las condiciones de higiene que merece el trato de alimentos y bebidas.
De todas formas cada año aumenta la visita de personas que visitan el recinto ferial y es de imaginarme, que al momento de Don Julio Postigo -librero y pastor evangélico- propuso en 1950 que el día 23 de abril sea instituido el “Día del Libro” en honor a Miguel Cervantes, no se imagino el crecimiento que tendría esta actividad anual.
Aunque no se trata de desconocer datos fuertes de la realidad, no hay duda de que la demanda de libros sigue siendo más baja que en años anteriores, aunque en comparación con los años de autoritarismo político, censura cultural y discriminación ideológica, las cifras, en este sentido, si han aumentado.
Pero también existe la situación, de que así como se puede hablar de “música chatarra” para referirse a productos de mala calidad, lo mismo podría hablarse de “libros basura” para aludir a textos relacionados con la denominada industria cultural apuntada a consumos masivos.
Este debate es antiguo pero todos los años se renueva. Importantes intelectuales de todos los países advierten sobre la degradación del libro, la manipulación del lenguaje, la corrupción de las palabras, y si bien algo de verdad hay en estas consideraciones, no se puede desconocer que, de todos modos, tratar de maximizar la lectura entre todos los dominicanos y dominicana, seguirá siendo un hecho culturalmente valioso.