Uncategorized
Carta de Mario Redondo a Mariasela Alvarez
Señora
Mariasela Alvarez
Santo Domingo, D. N.
Distinguida señora Alvarez:
Le agradezco de antemano el favor de permitirme escribirle, dirigiéndome a Usted con la mayor humildad y gran respeto, con conciencia de su estatura profesional, vasta educación y profundo compromiso social. Estas líneas se hacen con la firme esperanza de contribuir, de poner el pasado al servicio del presente para beneficio del futuro.
Como se sabe, un genuino ejercicio de verdad no puede desplegarse a espaldas del contexto en el que se ha fraguado un hecho material particular. En el 1996 era un muchacho que apenas superaba la mayoría de edad legal. Estaba aterrorizado, desorientado y confundido. Era uno que penosamente se enredó con medios y gentes criminales que conoció, en el entorno ordinario y con los que se relacionó en el colegio religioso donde complete mis estudios.
Por favor, note que en ningún caso pretendo desdibujar mi responsabilidad ni reducir mi culpa.
Al involucrarme en violencia contra el orden social traicione los afectos y enseñanzas de mi familia, al enredarme en el horror que termino con la vida de mi primo agredí todo lo que me era familiar y querido, incluyéndome a mi mismo. [El resto aquí]