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Un «bello durmiente» en una azotea de Gazcue
Para los que madrugan, algunas sorpresas se pueden presentar en el preludio del día. Así ocurrió al periodista Jorge casado, que al tomar un puñado de arroz crudo para -desde un quinto piso- saludar a más de una docena de palomas que anidan en un edificio de en frente.
Al soltar el puñado de arroz, Casado se percató que el escenario donde comen las palomas sirve de cama a un desconocido que trepó altas paredes -quién sabe a que horas de la madrugada- para echarse a dormir al aire libre, en una propiedad que nunca le autorizó para su aparente descanso.
El desconocido, tal cual “bello durmiente”, permanecía plácido sin importar la poca ropa de color rojo que tenía y los rayos del sol que lo cubrían como sabana transparente.
«Desde lo alto, estoy en la incertidumbre de si será un ladrón, un delincuente o simplemente un discapacitado mental, que actuó con cierta «inteligencia» para conseguir un lugar seguro y tranquilo donde dormir», explica Casado.
Tenía su cámara a mano y violó su sueño con varias tomas fotográficas -que de algo podrían servir más luego- según pensó. Al ver su espacio invadido, las palomas nunca se acercaron a buscar el alimento mañanero.
La mañana estaba tan buena para dormir que los ocupantes de la casa nunca se percataron de lo que pasaba. Al acecho se mantuve por largos minutos para comunicarle lo que pasaba a dos soldados que prestan servicios de seguridad en una oficina estatal y que semanas antes habían apresado a otro joven, en el mismo lugar, pero esa vez con intensiones no sanas.
De inmediato, los guardias se pusieron en atención y subieron a la azotea donde dormía el desconocido y lo despertaron con tono de autoridad hasta invitarlo a bajar con la amenaza de que en otra ocasión, de que sea visto por los predios, sería apresado o violentado a tiros con consecuencias reservadas.
Sin mediar palabras y soñoliento el hombre se echó paredes abajo solo alegando que buscaba colillas de cigarrillos donde lo agarró Morfeo en sus brazos hasta quedarse rendido.