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Todavía quedan dominicanos ejemplares
El miércoles me llamaron para hacer unas fotos en la Cámara de Cuentas de la Republica Dominicana, faltaban solo 25 minutos para iniciar la firma de un acuerdo en la sede de la institución cerca de la famosa avenida Duarte. Me encontraba a una media hora de trayecto.
Desde que me avisaron del servicio, comencé a pensar donde me estacionaria. Acudir a una oficina pública es un martirio, por los escasos parqueos que disponen. Cuando llegue todo estaba lleno, le explicaba al parqueador la situación y amablemente me dejo parquear detrás de otro auto.
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El señor Esteban Fermín me solicito que no apagara mi teléfono móvil, para que si el conductor del vehiculo que obstaculizaba salía antes. Dure poco tiempo para regresar y al marcharme como es costumbre extendí mi mano con 20 pesos.
Con la misma amabilidad que me permitió parquear, rechazo el dinero que le ofrecí para que se comprara un jugo, una botellita de agua o completara su pasaje de regreso. “No señor”; me dijo sonriente. “Estamos aquí para servirle”. Insistí, pero Esteban me contesto: “Este es mi trabajo estamos aquí para servirle en lo que podamos”.
Sorprendido, salí del parqueo con la mente dando vueltas; “que seria de nuestro pais si, cada vez que un policía, cuando le para en el día y las noches para verificar sus papeles, me dijera en vez de “deje caer algo, estamos aquí desde las 6:00 de la tarde y no hemos cenado”; por “estamos para servirle”….