Tierra negra

En mis años de adolescencia, mi madre me pedía le ayudara a sembrar algunas plantas ornamentales. Me pedía buscar un poco de “tierra negra” en una parte de solar donde vivíamos. Me quejaba, porque pensaba que la tierra era igual-no podía discutir eso con mi madre- y tenia la convicción de eso.

Al tiempo, nos mudamos a Las Palmas y el viejo Mingo*, amigo de mi tío Javier Alvarado y jardinero de muchos años siempre traía tierra negra en funditas. Mingo me explico las bondades y nutrientes para las plantas de la famosa tierra y entendí a mi querida madre.

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Con el tiempo, vi que vendían la tierra en carretas y en alguna ocasión mi tío Jesús Alvarado buscaba en su camión Daihatsu mucha tierra para su vivero de esa misma. En la actualidad en casi todos los viveros la venden, su popularidad se extiende por los residenciales. Una fundita cuesta RD$30 pesos y cualquier carretero le vende una lata por el RD$50.

(El viejo Mingo como llamábamos cariñosamente a Domingo, murió hace un tiempo y era uno de los jardineros preferidos de mucha gente de clase alta, cuidaba de las plantas igual como cuidaba a su familia.)