Variedad
Recordando al genio Stephen Hawking
Si alguien de nuestro tiempo mereció el título de genio, fue Stephen Hawking, el físico teórico que murió el pasado mes de marzo a la edad de 76 años.
Hawking transformó nuestra noción de espacio y tiempo, y la naturaleza de los agujeros negros, y lo hizo todo mientras estaba confinado a una silla de ruedas y privado de poder hablar apropiadamente.
Nacido en la ciudad universitaria inglesa de Oxford -en 1942- y siendo un estudiante no tan estelar al principio, Hawking tenía solo 21 años cuando le diagnosticaron la enfermedad de Lou Gehrig y le dijeron que le quedaban pocos años de vida.
Sin desanimarse, desafió su pronóstico de vida por décadas, prosiguiendo su investigación en Cambridge mientras se comunicaba a través del habla computarizada, sorprendiéndose incluso a sí mismo, como una vez le dijo al programa «60 Minutes», «para mí, es todo un logro. Nunca pensé que llegaría tan lejos.»
Hay una frase motivacional que dice “honro mi vida, haciendo lo que amo” y no existe un mejor ejemplo que se ajuste a esta filosofía de vida que Hawking, quien vivió enamorado de lo que hacía y nunca cesó en sus investigaciones sobre el Universo.
Fue en el año de 1988 cuando se convirtió en una celebridad con la publicación de su libro «Una breve historia del tiempo», uno de los libros más vendidos sobre ciencia de todos los tiempos.
Sus honores públicos son casi imposibles de contar y entre sus galardones más destacados está la Medalla Presidencial de la Libertad que recibió de manos de Barack Obama.
En el 2014, Hawking fue honrado con una película sobre su vida llamada “La teoría del todo”, rol que asumió Eddie Redmayne, quien ganó un Oscar a mejor actor por su precisa y sentida interpretación de Hawking. Nuestro querido genio contemporáneo es tan aclamado, que incluso salió en Los Simpson, donde compartió con Homero una cerveza.
Consejos de vida de Stephen Hawking
Como sabemos, Hawking superó la expectativa de vida que se le había pronosticado y dedicó su vida a desmitificar los secretos impenetrables del universo, resaltando siempre que «donde hay vida, hay esperanza», viviendo esta afirmación al máximo con su ejemplo personal de adaptabilidad. resiliencia y agilidad mental.
Stephen es un ejemplo vivo de como las limitaciones pueden transformarse en posibilidades. Se las arregló para mostrarnos cómo se debe confiar en los recursos interminables del alma, recursos que ningún tipo de inmovilidad física pueden opacar o frenar.
Stephen Hawking aseguró que “la inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio». Como vemos, era más que un genio increíblemente talentoso e incansable. Él poseía el complejo don de adaptarse a lo que sucedía a su alrededor y de eso se trata el crecimiento y la evolución.
Tres de los consejos de vida más importantes que dejó Hawking son los siguientes:
- «Siempre recuerda mirar a las estrellas y no a tus pies.
- Nunca te rindas cuando se trate de trabajo. El trabajo le da significado y propósito a la vida y esta, está vacía sin él.
- “Si tienes la suerte de encontrar el amor, recuerda que está allí y nunca lo deseches o menosprecies «.
Hawking, sabio y genio, nos deja claro que debemos enfocarse más allá de la superficie de la propia vida y ver “más allá de los pies” cuando existen las estrellas.
Con su vida, nos enseñó que nunca debemos darnos por vencidos. Decía que “la vida sería trágica si no fuera divertida”. Y en esa declaración simple nos invita a reírnos en lugar de afligirnos, para, de esa manera, encontrar sabiduría y posibilidades maravillosas de felicidad.
Y, por último, y no menos importante, Hawking nos enseñó sobre gratitud. Agradecido con la vida, Hawking siempre decía: «Mis expectativas se redujeron a cero cuando tenía 21 años. Desde entonces todo ha sido una ventaja».
Y si, Hawking estaba agradecido con la vida que le permitió dejar un legado eterno, una huella imborrable, le permitió ver las estrellas y le permitió superar lo insuperable.