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Muere Chicho Sibilio «el pionero del tiro de tres» en basketball
La repentina muerte de Chicho Sibilio ha caído este sábado como un jarro de agua fría sobre el mundo del baloncesto en España y su natal República Dominicana. El dolor de todo un deporte por el fallecimiento del jugador de basketball fue transmitido a través de las redes sociales.
“Consternado por la muerte de Chicho Sibilio, uno de los grandes mitos de nuestro baloncesto. Su talento y su carisma vivirán para siempre en la memoria del Palau y de todo el barcelonismo. Te echaremos mucho de menos, amigo”, apuntó el presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu destaca la web Mundo Deportivo.
La selección española guardó un minuto de silencio antes de su amistoso en Málaga contra el Congo en memoria de su ex jugador. “Desde la FEB nos unimos al luto por el fallecimiento de Chicho Sibilio, internacional en 87 ocasiones con la selección y ganador de Plata en el Eurobasket de 1983”, se publicó en la cuenta de la Federación Española de Baloncesto (FEB).
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, lamentaba también a través de un tweet la triste noticia. “Día triste para el baloncesto español y dominicano. Fuimos muchos los que disfrutamos en los 80 con sus triples, su juego y su carisma en la cancha. Todo mi cariño para su familia”.
Si hay un jugador al que benefició la introducción de la línea de tres en el basket FIBA después de los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1984, fue Cándido Antonio Sibilio Hughes (Chicho Sibilio).
El supo adaptarse a la perfección al cambio radical en el juego que supuso el dibujo de un arco (entonces a 6,25 metros de la canasta) sobre la cancha separando los tiros de dos puntos de los de tres. Supo adaptarse y supo sacar partido como nadie de esa nueva variante táctica, al menos en sus primeros años.
Y es que Sibilio era un tirador extraordinario. Con una mecánica de tiro depuradísima, darle un balón cuando estaba solo era sinónimo de canasta. (Lea más detalles)
Los que le vieron jugar seguro que guardan en su memoria la imagen de su salto vertical, que parecía a cámara lenta, sus larguísimos brazos sujetando el balón y su golpe de muñeca para lanzarlo con mucho arco para acabar, casi siempre, entrando en el aro sin tocarlo. O también sus triples en contraataque, parando y lanzando antes de la línea de tres cuando podía progresar hasta canasta para dejar una fácil bandeja.