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Montecristi entre exhuberante belleza natural y pobreza
San Fernando de Montecristi.- Ésta apartada ciudad a 275 km de Santo Domingo -en la frontera por el noroeste con Haití- se encuentra en el más absoluto abandono y pobreza en medio de tanta riqueza natural, sus calles intransitables, la energía eléctrica no se ve nada más que dos o tres horas por día y las autoridades aunque existen, no se sienten.
Los comunitarios claman al presidente Danilo Medina, que los incluya en los planes de desarrollo del gobierno, porque la pobreza de la provincia, los hará desaparecer, la juventud no trabaja, el comercio casi nulo y las autoridades mudas.
Más que sus calles intransitables y su pobreza, lo que le molesta a sus comunitarios, es el silencio de las autoridades legislativas, municipales y civil.
Porque aunque existan, no hablan, no se sienten y su mutis, es sinónimo de intolerancia, porque un senador económicamente fuerte, Heinz Vieluf, un influyente funcionario congresual, no ha sido capaz de lograr en los dos años de gobierno de Medina, que sus calles sean pavimentadas. [Foto Caribbean Digital]
De San Fernando de Montecristi, solo se conoce por su reloj y ahora por su pobreza, aunque tienen una riqueza natural en sus playas, ríos y su morro, una loma desde donde se divisa toda la ciudad.
Su alcalde, Luis Méndez, a través de la mancomunidad de alcaldes, ha solicitado al Secretario General de la Liga municipal Dominicana, Johnny Jones, gestionar con el Ministro de Obras Públicas Gonzalo Castillo, que sus calles sean incluidas en plan de asfaltado que se realiza a nivel nacional, para que por lo menos como dice él, “le limpien la cara a su comunidad”.
La sociedad se siente huérfana de autoridades, pero tienen la esperanza de que a través del turismo, las dificultades económicas que viven, desaparezcan y su gente vuelva otra vez a poblar su lugar abandonado por efectos de la crisis.
Es así, que sus casas de la era victoriana y de la época están abandonadas y de ellas solo queden los recuerdos de su esplendor.
Ahora son silentes testigos de su majestuosidad que hablan a través del tiempo.
Vaticinan que si el gobierno no los socorre con inversiones en la provincia, solo quedaran las hermosas playas, su club náutico y su Morro, un testigo silente que a través de los años, ha querido hablar brindando belleza, así como su mirador sobre el mar, que los convierten en paradisíacos lugares que esperan de la mano amigo del Estado y empresas para desarrollar un turismo virgen que la hagan mujer y que les guste al turista nacional e internacional.
Viajar desde Santo Domingo hasta el inhóspito lugar cargado de bellezas naturales y del calor de su gente, es una travesía que antes se hacía en cinco o seis horas; con la construcción de la circunvalación de Santiago, se hace en tres horas.
Dominicanos, echemos una mano a Montecristi, haciendo turismo interno para servir de multiplicadores de su encanto natural y social de esta apartada provincia fronteriza con Haití.
[Servicio Especial de Sanchito Sánchez]