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Lo que desenmascaró el pasado Torneo de Béisbol Invernal Dominicano
El finalizado torneo del béisbol invernal dominicano dejó muchos aprendizajes y delató más de una situación. Por ejemplo, regresó a la final a dos equipos que concentran altísimos grados de entusiasmo entre sus seguidores repartidos en todo el territorio nacional. Y más allá.
“Las águilas” y los Tigres de Licey reanudaron el éxtasis que ambos provocan cuando miden sus bates en el terreno de juego. Y las cuyayas, tan inspiradas después de muchos años «sin ver a linda», demostraron que cuando se quiere, accionando en conjunto, se puede. Licey dejó muy claro que sus garras merecen respeto y que es sano jamás descuidarse de la destreza felina.
Además, el torneo más seguido de la pelota dominicana evidenció hoy -más que nunca- el negocio que significa para quienes dirigen los equipos y administran parques construidos por el Estado. Este año se desenmascaró el «mercado blanco» que opera desde dentro y encarece las entradas de los fanáticos. Entre otras cosas. Y usted, ¿Qué cosa vio? [Lea completa la columna Sonajero de Grisbel Medina]
De igual manera delató a un personaje capaz de cualquier cosa con tal de elevar palitos de popularidad.
Y, adicionalmente desenmascaró el fanatismo detrás del lente en la transmisión del partido final del campeonato, ganado por las Águilas pero proyectado sin brillo, sin creatividad, sin datos en resumen de un comentarista digno y, para rematar sin sonido en la entrega del trofeo.