OpinanDO
Hay lugar para que renazca la Esperanza del periodista Juan Modesto Rodríguez
Cuando se nos ocurrió visitar -en diciembre pasado- a nuestro amigo, el querido periodista Juan Modesto Rodríguez nos conmovió ver la situación precaria en que estaba viviendo. Y por la confianza de siempre, le solicité me permitiera hacerle algunas preguntas, con la finalidad de publicarlas en este portal.
Y como cuenta Modesto, «cambiar los papeles de entrevistador a entrevistado, no es sencillo», pero se puede y el accedió a contar su historia, que por cierto la publicación ha llamado la atención de mucha gente que le aprecia y se ha solidarizado con su caso.
A manera de agradecimiento, Modesto publicó un escrito en su cuenta de facebook que reproducimos a continuación:
Dios ha metido su mano. No hay dudas de ello. Cuando me sentía derrotado, echado a mi suerte, abandonado, listo para morir», un día cualquiera, en soledad, como Lázaro, fui despertado de la tumba. Dios quiso que aun no fuera mi tiempo. Hoy renovado, desafío a la muerte.
Hay formas de morir. La muerte física, es la común, pero la muerte de la indiferencia, es igual de peor. Cuando nadie te hace caso, da igual estar vivo o muerto sin respirar.
Dios puso a dos personas a encabezar una campaña para despertarme de la muerte de la indiferencia, Reynaldo Brito, que se esforzó para combinar su maestría de fotoreportero, con sus dones para escribir (desde su sitio web Imágenes Dominicanas) y otra persona, que aun no puedo comprender, cómo siendo Roberto Marcallé Abreú, un Premio Nacional de Literatura, un maestro de la Literatura, de la narrativa, siempre ocupado en su producción de prosas y sintaxis, afanado en la creatividad para un público que le espera siempre, se empeña en visibilizar algo tan pequeño como que “Modesto Rodriguez está enfermo y en vulnerabilidad».
Ambos Reynaldo y Marcallé Abreú, me han revivido desde el olvido. A ellos y como parte del equipo de resucitadores, se unió Juan Carlos Jiménez, un experto cronista de Espectáculos, que coincidimos en el desaparecido periódico La Nación.
Muchos amigos de aquellos tiempos, no sabían de mi, si vivía o ya era polvo, desde que hace seis años, debí salir de las Redacciones Periodísticas,desde que me atrapo la Artritis Reumatoide, una enfermedad dura, dolorosa, implacable como el cáncer que me ha disminuido y se ha robado parte de mis facultades físicas.
Roberto Marcallé, tuvo la magia de algo tan simple, exponerlo, visibilizarlo, y me ha echado encima un derroche de generosidad,algo que aun como estamos,desvalido y –esperando a que pase el tren- nunca me lo imagine.
Desde que ellos, ayudados por la mano de Dios, intervinieron, me han cambiado la vida, ha renacido en mi, el deseo de vivir más, de ser útil, de disfrutar la generosidad, la solidaridad de una amplia cantera de amigos de aquellos tiempos y de jóvenes, sin razones para repudiarme, que me han ofrecido su cariño.
Gracias a tanta gente querida que me ha escrito y llamado preocupados por mi. Eso me compromete y me anima a continuar la resistencia y la batalla. Lo estoy disfrutando, ha sido como una nueva medicina mágica que interviene y calma mi dolor, al sentirme querido.
Relevante para mi saber que mi paso por la vida, ha dejado atrás semilla de la buena, capaz de nacer y dar frutos. Eso es gratificante. Me hace esclavo del agradecimiento. Si toda la energía positiva que se desprende de estos seres humanos especiales me sigue tocando la Artritis Reumatoide, la osteoporosis la mandaremos ¡al carajo!.