Teatro
Emotivo ceremonial en honor a Franklin Domínguez
Un homenaje al principal actor, director, productor y dramaturgo dominicano, Franklin Domínguez, se rindió en la II Temporada de Teatro Banreservas
A su familia se entregó una placa tras la presentación en la Sala Ravelo del Teatro Nacional, de la obra Las Sillas (Eugene Ionesco), una de las piezas clásicas emblemáticas del Teatro del Absurdo.
«Es muy emotivo recibir a nombre de mi abuelo» expresó desde el reposo hogareño, Francisca Domínguez, nieta del artista (quien no asistió por temas de prevención sanitaria) al agradecer a Banreservas y a los teatristas de esta segunda jornada anual.
Dominguez indicó que su abuelo ha sido una persona que ha ofrecido sus creaciones a varias generaciones dominicanas, además de ofrecer un ejemplo de padre y abuelo modelo en la familia, destacó tras recibir la placa por parte de Wilson Radhamés Rodríguez y Mijail Peralta, director general de comunicaciones y gerente de cultura del banco, respectivamente,
Para esta jornada se ha ampliado su ofertas, con montajes en el Centro Cultural Banreservas, ademas de la Sala Ravelo del Teatro Nacional.
Rodríguez, en compañía del productor general de la Temporada Teatral, Guillermo Cordero y algunos de los productores de las obras incluidas en la cartelera, sostuvo que Domínguez es una figura crucial del teatro, un gestor escénico incansable cuya obra es un referente.
Nacido en Santiago, Domíguez es el dramaturgo vivo dominicano con mayor número de obras teatrales que recorren en tono comedia y dramático, incluyendo algunas presentadas durante la dictadura de Trujillo, con una fuerte carga no disimulada de crítica a la dictadura.
Como autor ha ganado el Premio Nacional de Teatro en nueve oportunidades. Su obra más importante es Omar y los demás, de acuerdo con los críticos teatrales.
La obra teatral del absurdo del dramaturgo franco-rumano Eugene Ionesco fue interpretada por los actores Camilo Landestoy (Poppet), Johana González (Semiramis) y Miguel Lendor (El orador), replanteando todo un clásico del teatro, cuando se plantea comunicar desde la incomunicación.
La actuación de los protagonistas, dos ancianos viviendo en una torre circular las ruinas, en medio de un París postapocalípticos, exponiendo frases aparentemente sin conexión con la realidad, pero que en el fondo es una crítica enmascarada a las rígidas reglas de las clases sociales y al mundo paralelo que se representa con la introducción y colocación en el centro del escenario de las sillas.
La farsa escrita en la primavera de 1951 y representada por primera vez en París el 22 de abril de 1952 en el Théâtre Lancry, dirigida por Sylvain Dhomme con los actores Paul Chevalier y Tsilla Chelton, resultando un fracaso de asistencia y el escaso impacto de su aparentemente inentendible mensaje.
«Las sillas» se comenzaron a valorar teatralmente con el paso de los años. Es, junto a La Cantante Calva del mismo dramaturgo, la pieza más emblemática del teatro del absurdo.
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