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¡Cuídense! en estas navidades y lean esta historia
Saludos a todos, les cuento que en días atrás venia del edificio corporativo (Claro-Codetel) llevando unos papeles y aproveche para cruzar por el puente peatonal para sacar una copia de llaves en Americana Departamentos.
Al salir tienda para ir a la sub-duarte volví a cruzar el puente peatonal frente a la ferretería Americana, al subir los escalones me encuentro con una señora como de unos 50 años parada al lado derecho de la baranda; al ver la señora ella me solicito que por favor le diera la mano para ayudarle a cruzar del otro lado por que sufría de mareos y le daba temor las alturas.
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Decidí ayudarla y le tendí la mano. Era una señora de color “indio” que andaba en jeans con una blusa de color rosada y estaba bien maquilladita, al verla me acorde de mi madre.
Cuando le llevaba de la mano, a mitad del tramo del puente le veo que se sonríe y me mira de lado, por lo cual considere que estaba nerviosa y le dije:» mamita no se preocupe que todos en algún momento hemos tenido miedo a las alturas sobre todo a los puentes».
Una cosa que me di cuenta es que ella no dejaba que le viera mucho la cara pues se tapaba el rostro con la otra mano y yo asumí que eran los nervios por lo tanto continúe con la señora.
Al llegar al otro extremo para bajar los escalones empiezo a sentir inmediatamente mareos y a sentirme como que me desvanecía. Recordé de la historia de un compañero de trabajo de Santiago que le pasó algo similar con una muchacha que quería saber una dirección con un papelito.
Entonces pensé dentro de mi -¡ay me jodieron!-. Inmediatamente baje corriendo los escalones, al llegar abajo, me tuve que agarrar de la malla ciclónica pues empezó la calle a movérseme y no atinaba a ver bien las cosas, sentía como si me estuviera idiotizando.
Entonces emprendí la huida nuevamente con la esperanza de que la adrenalina que fluiría por mi cuerpo evitaría que el contacto que había hecho la droga sobre mi al tocar la señora fuera detenida.
Pase la caseta del vigilante corriendo, llegue al baño y me lave las manos muchas veces. Le explique a mis compañeros de trabajo lo que me había sucedido y le indique que me mantuvieran en observación. La mano izquierda que fue la mano que le di a la señora me picaba durante todo el día y así mismo sentí durante toda la mañana dolores de cabeza y mareos.
Algunas veces no tomamos en cuenta la importancia de cuidarse ante este tipo de posibles atracos hasta que no nos pasa a nosotros. Habrá algunas personas que se burlaran sobre esto, pero habrá otras que aprenderán de este hecho, se cuidaran y tal vez puedan evitar estas situaciones. No quisiera que nadie se viera envuelto en esta situación en la que yo me encontré. Lo cierto es que a la Doña no la volví a ver y no se que hubiera pasado si me quedaba ahí inmóvil, tal vez me pudieran utilizar para sacarme dinero y se lo hubiera dado sin pensarlo.
Favor cuídense sobre estas situaciones, no dejen que nadie que ustedes no conozcan se les acerque demasiado, sobre todo en estas épocas, e intente tocarles o pasarle algún papel para leer alguna dirección o algo así por el estilo. Corran la voz….Carlos Calderón.
Gracias a nuestro colaborador José Ortiz
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