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Crónica de Franklin Guerrero sobre su compañero Juan Alfonseca
Juan, siempre te recordare con cariño. Desde que llegue donde Nuria, recuerdo tus piques porque yo escribía muy extenso, no sabías que quitarle a mis 8 páginas de libreto, y me pedias que fuera más breve, preciso y conciso. Resultaba difícil iniciarme en el libreto para los 5 minutos que tenia la sección “La Fotocrónica”.
Luego, con paciencia, me enseño a abreviar las ideas y salpicarlas con un lenguaje menos coloquial y más popular; me sugería palabras que no eran de mi léxico, y yo orgulloso de que Juan fuera mi maestro en esas lides.
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Al paso de los años me soltó en la libertad de manejar el tiempo y espacio de la sección. Cuando fui a Haití con Juan Luis Guerra a entregar los fondos recaudados para el hospital de niños, vine que no podía hablar de un virus de la garganta. Juan, leyó el libreto de la fotocrónica ese día y me sentí orgulloso de él, como profesional y amigo.
Quedamos en que “después”, haríamos eso más regularmente en la sección. El talento de Juan Alfonseca lo sentí en sus lágrimas cuando hablábamos en el banco del parqueo de Color Visión. A veces se sentía ignorado, marginado, pero tenía todas las luces para ser como fue, sobresaliente, trascendente e inmortal.
Paz a tus restos, y tu sonrisa eterna no faltara en cada expresión de alegría de los que te tratamos. Juan, ve en paz, que nosotros trataremos de vivir sin ti y tu talento. Te querremos siempre. Tu hermano Franklin Guerrero.