Salud
Los beneficios de consumir berenjenas
Es un excelente diurético, antioxidante y aporta nutrientes y minerales muy importantes para el organismo
La berenjena es, al igual que el tomate, las patatas y los pimientos dulces, una planta de la familia de las solanáceas, originaria de la India, característica de climas secos y cálidos, cuyo fruto es de tonalidad morada (color que se debe a su elevado contenido en antocianinas), y brillante por fuera y blanco o amarillento por dentro, de forma cilíndrica y de puntas redondeadas, carnoso y puede alcanzar entre los 5 y los 30 centímetros de largo.
Es una verdura muy sabrosa y con múltiples propiedades beneficiosas para la salud, a pesar de que durante mucho tiempo tuvo mala fama por considerarse tóxica y creer que producía locura. Es característica de la cocina asiática y mediterránea y puede ser consumida de diversas formas y en distintas preparaciones, aunque siempre debe comerse cocida, ya que contiene solanina, una sustancia tóxica que puede producir trastornos digestivos y dolor de cabeza y que se elimina mediante la cocción.
Beneficios de la berenjena
– Posee muy pocas calorías (17 calorías cada 100 gramos) por su elevado contenido de agua, por lo que es un vegetal ideal para incluir en cualquier dieta para bajar o controlar el peso
– Mejora la circulación
– Tiene propiedades antioxidantes, ya que contiene vitamina E, antocianina, un antioxidante que se encuentra en la piel de la berenjena y protege al organismo de algunos tipos de cáncer y enfermedades cardíacas (por lo cual es recomendable comerla con piel) y ácidos fenólicos
– Tiene un alto contenido de potasio y algo de sodio, importantes para el sistema nervioso y cardiovascular
– Por su alto contenido de agua es un muy buen diurético por lo que ayuda a perder peso
– La fibra de la berenjena contribuye depurar el organismo, a bajar los niveles de azúcar en sangre (tan necesario para las personas con diabetes, por lo cual es un alimento muy adecuado para diabéticos), favorece la eliminación del colesterol, ya que absorbe las grasas de los alimentos que se comen con ella y que circulan por el intestino favoreciendo además la eliminación de las toxinas del organismo y regulado el tránsito intestinal. Para disminuir el colesterol se recomienda tomar medio litro de agua de berenjenas al día durante una semana.
– Aporta un alto contenido de ácido fólico, muy importante para las embarazadas durante los primeros meses de gestación
– Su contenido en hidratos de carbono es escaso y en fibra alto, por lo cual resulta un vegetal muy indicado para las personas que tienen diabetes
– Estimula el funcionamiento de la bilis, siendo muy efectivo su consumo en casos de insuficiencia hepática, por ejemplo
– Es un vegetal muy rico en magnesio y hierro, una berenjena grande puede aportar hasta el 15% de la cantidad de éstos que se recomienda consumir diariamente. Por ello, es ideal para prevenir la anemia, aumentar y mejorar las defensas así como el funcionamiento cardíaco y muscular
– Su pulpa machacada, posee propiedades curativas y balsámicas para las quemaduras solares así como para calmar el dolor causado por enfermedades reumáticas
Cómo ya se mencionó anteriormente, Sanar.org destaca que la berenjena es buena para adelgazar, para el colesterol y para el tratamiento del reuma, entre otras afecciones. Pero para cada una de estas cosas se prepara de forma distinta:
1 Té de berenjenas para perder peso
Puede ser consumida en forma de té, hirviendo durante unos 10 minutos trozos de berenjena en un litro de agua, dejando posteriormente reposar la infusión por 15 minutos y finalmente bebiendo el líquido resultante agregando además unas cucharaditas de zumo de limón
2 Agua de berenjenas para reducir el colesterol
El agua de berenjenas sirve para reducir el colesterol y se prepara cortando la berenjena en trocitos y colocándolos en remojo en 1 litro de agua durante 24 horas en un lugar fresco y oscuro. Se bebe ½ litro de agua por día durante 1 semana para lograr el efecto deseado.
3 Aceite de berenjena para el reuma
Pelar las berenjenas y fritarlas en aceite abundante a fuego lento sin que se queme el aceite. Dejar enfriar, colar y reservar en un frasco de vidrio con tapa hermética. Aplicar sobre las zonas afectadas