Teatro
Metamorfosis una obra que pocos vieron y que ahora todos quisieran ver
Ser un director teatral, sobre todo si es joven, y violar las cinco leyes no escritas del teatro, hay que suponer que se tiene de frente a un atrevido.
¡Veamos! El primero de los inexorables postulados no escritos del teatro establece:
“No montes nunca piezas con talentos nuevos. No son conocidos y el público no responderá al llamado de la incertidumbre”.
Otro de los postulados generalmente aceptados por todo director teatral con un mínimo de raciocinio es:
“Nunca montes una obra en verso. No le gustará a nadie”.
La tercera disposición que recomienda racionalidad en los proyectos teatrales, (del mismo modo no escrita), establece: “No montés teatro con efectos especiales. Eso se puede ver en el cine. En teatro es suficiente escenografía, buenos actores, un guión que venda y una buena agencia de relaciones públicas”.
La cuarta ley orientación establece: “Evita el montaje con elencos numerosos, porque es complicado, se puede crear un campo de batalla de egos y resulta empresarialmente más costoso. Con dos o tres personajes, el asunto es rentable”.
Y el quinto mandato del teatro que busca ser de impacto: ”Nunca montes clásicos. Se les pasó su tiempo y no se ajustan a los tiempos modernos. Esopo lo tiene los mismos «likes» que «La maléfica». Lo Viejo y empresario racional lo sabe, aportará su patrocinio a algo tan pesado llevar a escena”.
Uno que viola estas leyes.
Carlos E. Martínez no solo rompe las cinco leyes invisibles (pero reales) del teatro imposible o no conveniente, sino que ofrece una muestra de lo que es capaz de hacer un espíritu creativo. Martínez, se ha ocupado, con un solo proyecto, de desmentirlos todos.
«Puntozeta», la compañía de Martínez, logró un notable y didáctico mensaje sobre avaricia, erotismo, resiliencia en un impulso positivo para que la gente volviera al teatro tras la larga ausencia por la pandemia. Los patrocinadores que se atrevieron fueron: Niveo, Kahkow y Voluntariado Banreservas.
Una obra trascendente
Metamorfosis se montó en la Sala Manuel Rueda de las Escuelas de Arte Escénico de Bellas Artes, basada en los relatos mitológicos del poeta y dramaturgo romano Publio Ovidio Nasón, autor Arte de amar y Las metamorphosis, dos de sus obras principales. Escribía generalmente teatro en verso.
Adaptada por la dramaturga y productora norteamericana Mary Zimmerman, es una continuidad de lo que había hecho antes con Las mil y una noche (1992), Los cuadernos de Leonardo da Vinci (1994), La odisea (1999).
En 2002, con Metamorfosis, ganó el Premio Tony a Mejor Dirección de una obra de teatro. La producción original se presentó en la ciudad de Nueva York en el 2001, siendo, tras el atentado del 11 de septiembre, constituyéndose como inspiración y esperanza de la comunidad tras el más terrible de los hechos de terror en Estados Unidos. Esa fue la obra que muchos dejaron de ver en la sala Manuel Rueda.
Los talentos
Los jóvenes actúan, danzan y cantan en torno a una piscina en el centro del escenario, algunos de ellos con notable fuerza interpretativa tanto en sus diálogos como en sus interpretaciones musicales, en arte esencial para celebrar la vida. Entre los defectos percibidos esta la sobreactuación innecesaria (la cual siempre es innecesaria), y algunas prisas en la vocalización.
Entre los aportes más memorables, están el desempeño en algunos monólogos y las interpretaciones de canciones por parte de los talentos femeninos. Escénicamente la obra crea para crear un espacio atemporal, adecuado a la modernidad que se imprime a Ovidio.
La pieza expone con alta estética la avaricia del Rey Midas, el misterio de Eros y la travesía de Orfeo & Eurídice, llevando un valioso mensaje que sigue siendo actual..
Metamorfosis es más que un buen empeño teatral de jóvenes deseosos de contar con un lugar en la escena y el respeto que deviene de esa inclusión. Es una muestra de que los imposibles son relativos. Debería volver a montarse.
Ficha técnica
-Dirección y producción: Carlos Martínez
-Asistentes técnicos de producción: Joanna Geraldes y Cristina Martínez
-Diseño de sonido: Rafael Ravelo
-Escenografía: Tracke Stage
-Universo de luces: LuxArt.
-Elenco: Jonathan Andrés, Ángela Bernal, Fernando Bruno, Alanna Cabrera, Chalía, Cheena Knela, Guille Martín, Jan Luis Pereyra, la soprano Laura Virginia Pernas & Edwin Rivera (Zeus).