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¡2018 Bienvenido! Pero.. ¿estás llegando?
2018 puede parecer «el Año Nuevo», pero no es así. No es un año que inicia. En realidad, en materia de tiempo, nada cambia.
El tiempo es la misma mascarada inútil y circular que hemos querido etiquetar con números y lapsos. En la arbitraria manera de medir el tiempo, impuesta por el imperio romano en el año 1 antes de Cristo, nos dimos conciencia de las dimensiones temporales (horas. días, meses, años) pero todo es igual menos la actitud de renovación y creatividad humana que implica el desafío de vivir. El resto es cháchara, rituales muchos de ellos orientados al consumismo excesivo.
Renacer cada tiempo, en cada alma es el reto de hoy. El llamado es a romper las rutinas que hacen de la vida un círculo que repite sus mieles muchas de ellas sin sentido o sabor.
Aprender a salirnos de la estrecha visión que nos encierra en los misteriosos límites de cada persona. Aprender a responder. A extender mano generosa y mirada cálida. Eso es Natividad y renacimiento. Eso sería Navidad real. Eso sería captar la esencia de un nuevo año que se resuelve en nuevos desafíos y posibilidades de amar de nuevas formas. Ser amaneceres permanentes. Iluminar con el ejemplo.
Aportar cada quien para lograr una comunidad digna de sí misma. Con gente capaz de dar unos «Buenos Días» cuando se cierran las dos puertas del ascensor y abandonar el miedo pavoroso que nos tenemos en el todos contra todos a que jugamos con la delincuencia como justificación o como absurdo social.
Iniciar un nuevo año tan sólo para enviarnos «mensajitos» y vídeos con muñecos de una nieve tan anti caribeña, es condenarnos a seguir viviendo otras existencias.
Vivir no es tema de años que mueren y años que llegan. Es más que seguirnos publicando a nosotros mismos con esas fotos subidas a las redes y que sólo expresan una parte de lo que somos. Nuestra naturaleza real pocas veces es mercadeable en las redes. El llamado es al cambio real de cada quien. Haya o no Año Nuevo. La labor de reconstruirnos no la puede definir el calendario comercial.
Amar y dejarnos sentir cuál somos. El resto es excesos y cháchara. Y seguir contando muertos. Está bueno ya. Renacer es cuestión de cada quien.