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Un dominicano que vende y recicla con olor a café
Paraguas y sombrillas viejas y otras reparadas a bajo costo, cigarrillos al detalle, té o cafe hasta agotar existencia, son la base de su punto de negocio diario, que abre al público de 6:00 de la mañana a 6:00 de la tarde.
A la sociedad, con su honradez este vendedor ambulante ya le hace buen aporte a la ciudad, ya que la protegió tapando un hoyo que le quedaba próximo, con recortes de madera y otros materiales pintados de aluminio, simulando un performance, pero que puede salvar una vida.
Una isla de cosas viejas o reciclables se divisan a menos de una esquina de lo que podría parecer un pequeño espacio de «pulga» donde aparecen cosas inimaginables para su venta barata. Pero mejor es llegar y convencerse por sí mismo.
En medio de todo -algo que resulta curioso- José Gabriel Méndez Núñez, que siempre se localiza en la misma zona, porque recibe una módica renumeración por cuidar una residencia cuyos dueños viven New York.
Méndez Núñez, con residencia en el sector El Abanico de Herrera, cuenta que lleva más de 8 años en el lugar de trabajo tratando de sobrevivir honradamente con lo poco que consigue para ayudar también a parte de su familia. Así dice hacerlo para vivir tranquilo y darle el mejor de los ejemplos a sus hijos.
Su conversación es lógica y fluida, aunque lo cobija un sombrero de cartón marrón que muchos pensarían, sólo un discapacitado mental se lo pondría. Sobrepasa los 40 años de edad, no emite palabras y sólo observa que le están fotografiando.
La cámara no lo intimida, sonríe y permite que lo capten en todos los ángulos de un espacio que hace suyo, imprimiendo su sello particular que no deja de ser artístico-urbano. [Texto y fotos Jorge Casado]