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Lo «bueno y lo malo» de la Feria del Libro 2022
Imposible sentenciar en un adjetivo, lo que resultó de este empeño del Ministerio de Cultura que, con seis meses de tiempo previo, desarrollo el proyecto XXIV Feria del Libro Santo Domingo 2022, que normalmente toma un año en cumplir con lo complejo de su montaje.
Cultura habrá de proclamar que tuvo un éxito total y los opinadores, críticos de toda ralea o de todo buen curriculum, pensadores sin dependencia de salarios del Estado, periodistas de la más variada forma de pensar, podrán tener sus conclusiones, generalmente ya condenatorias, ya negativas o consagradoras de lo positivo que pudo haber sido «luces y sombras» de la FILSD 2022.
Puede ser que ambos sectores tengan parte de la verdad y de la mentira. O ninguno de los dos tenga, en realidad nada definitorio que defina lo que fue el proceso.
¿Cuál fue la realidad? Tras el cierre de la Feria del Libro 2022, queda como guijarro caliente en la garganta, la pregunta: ¿Fue un éxito o un fracaso? Fue exitosa, pero no perfecta.
Si se piensa en asistencia, a pesar de todos los augurios de que sería un fracaso, quienes así opinaban ahora deberán callar discretamente.
En general, luego de un inicio el 23 de abril con una asistencia promedio, la corriente humana fue creciendo hasta el récord que debe haberse establecido el domingo 30 de abril y el primero de mayo.
No hay una cualificación única porque su celebración ha sido resultado de muchos factores, buena parte de ellos exitosos, otros fueron fallos, algunos entendibles como la no terminación de las casetas para el primer fin de semana.
La Feria fue un éxito en ventas, asistencia y consistencia de su programa cultural y literario, con notable representación internacional y nacional. Y ejemplos sobran: un librero, que pidió reservas de su nombre, y que vendió RD$17 mil pesos en la feria de 2019, llegó a los RD$130 mil con una caseta del mismo tamaño y en los mismos días de oferta de sus libros.
Nunca había ido tanta gente a una Feria del Libro como ahora, y especialmente el último fin de semana: la proximidad de la Ciudad Colonial con la celebración del Desfile Nacional de Carnaval, generó un tráfico viandante sin precedentes.
Uno de los temas a ser repensados es el del lugar del montaje.
Todos los recintos feriales (Plaza de la Cultura, Plaza del Conservatorio, Ciudad Colonial…y antes el Parque Colón y el Palacio de Borgellá) tienen sus aspectos negativos y positivos. Ocurre que estamos adaptando la ciudad a los eventos y no al revés, como debería ser: los eventos a la ciudad
Lo justo es construir ya el Gran Centro de Convenciones de Santo Domingo, anunciado en la Feria Fitur, con la asesoría de IFEMA, empresa que levantó el Palacio Municipal de Convenciones de Madrid. Donde quiera que se monte la feria del libro, habrá problemas de parqueo y otros.
Hay que mejorar la señalización y la facilidad de información (un fallo que se evidenció ahora). No era fácil orientarse para ubicar donde estaban determinados temas de libros o determinadas zonas. Se recordó la forma en que se analizaba y se informaba a todos en los tiempos de la feria internacional montada bajo la orientación de José Rafael Lantigua, creador del concepto y quien sigue siendo un referente necesario cuando se menciona el término «feria del libro».
Entre los libros internacionales más buscados estuvieron de acuerdo con nuestras indagaciones: El Principito de Antoine de Saint Exupery, las versiones ligeras de El Quijote y las obras de Paulo Coelho de Souza, en especial El Alquimista, Once minutos y Manual del Guerrero de la Luz. A estos títulos hay que sumar el interés de los jóvenes escritores por clásicos de la literatura, en especial la latinoamericana.
Se agregan a estos, los títulos clásicos de autoayuda, como:
– ¿Quién se comió mi queso?
– Los 7 hábitos de las personas inteligentes
– La Inteligencia emocional
– El monje que perdió su Ferrari
En el plano de la literatura nacional, resaltaron las ventas de: Morir en Bruselas (Pablo Gómez Borbón), Joaquín Balaguer, Tomo 1 (Cabral de la Torre, Opus Editorial), Historia de un sueño importado (José Luis Sáez, Editorial Bonó) y La Victoria, novela de Carmen Natalia, en la versión del Archivo General de la Nación, agregando Memorias de un Cortesano y La Venda Transparente, ambos de Joaquín Balaguer.
Con Morir en Bruselas, en el panel correspondiente, se produjo uno de los intercambios mas interesantes y radicales de toda la feria.
No puede decirse lo mismo de quienes asistieron a eventos de escritores para exponer cuestiones personales, sin relación alguna con la creación literaria, por muy emotivos que fueran, no eran ni el lugar ni el espacio para ser.
La feria fue exitosa al montarse en la ciudad, con decenas de centros culturales e instituciones con espacios adecuados para la actividad cultural, evitando de paso el montaje de los inmensos pabellones institucionales en la Plaza de la Cultura.
La feria fue un éxito en su decisión de proyectar la vida de dos talentos literarios cuya labor era conocida sólo por reducidos círculos de intelectuales.
Se masificó la obra literaria de Pedro Peix, polémico incluso luego de habernos dejado en esta tierra, irreverente, provocador y marcado por los defectos humanos que todos tenemos y una Carmen Natalia que resultó un descubrimiento para los visitantes que acudieron al Centro Cultural Banreservas en el cual Ylonka Nacidit Perdomo, como curadora Ad Honorem, se ocupó de presentar su vida y su obra.
Para mucha gente no acostumbrada a ir la parte colonial de la ciudad, fue un descubrimiento la oferta del centro cultural del Banreservas.
El fallo estratégico de estos dos montajes bio-museográficos a los escritores homenajeados, es que ahora, tras diez días de exposición, este trabajo se pierde y no se llevan al inexistente Museo Nacional de la Literatura, institución que podría (con el auxilio del Archivo General de la Nación) debería fundarse en un edificio colonial de la zona, para ser un atractivo cultural y turístico. La idea queda planteada.
La zona infantil, el Museo Trampolín, fue un excelente espacio con un programa ferial variado en sus actividades. Entre lo que más gustó estuvo el taller de pintura Pontier, los cuentacuentos, la presencia de Taina Almodóvar, invitada por el Voluntariado Banreservas a presentar y comentar su libro «Un Banco de Historias», y los talleres de Origami auspiciados por las Cooperativas Herrera y Vega Real, en la que se regalaban libros sobre valores a los padres de los asistentes.
Pero el Museo Trampolín resultó pequeño para la cantidad de niños y padres que asistieron el último fin de semana. Debe tener para una próxima feria, un espacio más holgado en vista de la demanda del público infantil.
La feria fue objeto de una probablemente injusta acometida mediática que afectó en principio su imagen.
En los días previos a su inauguración, la primeras noticias de portada en los medios relataban: “Bloquearán calles de la Ciudad Colonial por feria del libro”, apareciendo el evento como culpable de una alteración del libre tránsito y la cotidianidad. Eran dos calles (Las Damas y arzobispo Meriño) ofreciendo acceso y parqueo gratis a los residentes y a quienes trabajan. Luego, otro titular para la historia, proclamó:
“Feria del libro decepciona en su primer día a visitantes”.
Habría que entender que el equipo que montó el evento, tuvo seis meses para hacerlo, partiendo de cero muchas veces.
Era nuevo y en especial respecto del director del evento, Johan Ferrer, que no tenía mucha visibilidad y que no respondía mensajes en principio, sorprendió a mucha gente con la organización de la feria y el discurso pronunciado, denotando que es un ser pensante organizado y con criterio de lo que hace. Estuvo hasta el último momento, luego del acto de clausura.
Los escritores internacionales no fueron aprovechados mediáticamente a pesar de tener tantas figuras notables, perdiendo la opción de proyectar su pensamiento a la sociedad dominicana y de paso prestigiar el evento.
Resultaron destacadas las conferencias y presentaciones literarias y como ejemplo basten los ensayos presentados sobre Pedro Henríquez Ureña, Pedro Peix y Carmen Natalia, resaltando en particular a Sheila Barrios (de Puerto Rico) , Angela Hernández, Sherezade Vicioso, Jimmy Hungría, la misma Soledad Álvarez y otros.
Uno de los aciertos fue la incidencia del programa de eventos en torno a la literatura, dada la asistencia de público interesado y la consistencia de las presentaciones. Muchas de las ponencias fueron realmente piezas para ser disfrutadas.
Notable la conferencia magistral de Soledad Álvarez, Premio nacional de Literatura 2022, sobre Pedro Henríquez Ureña, como los estudios en torno a Carmen Natalia y Pedro Peix, en torno a quienes estudiosos del país y del exterior ofrecieron versiones actualizadas de sus personajes.
La feria tuvo en el Canal 4RD (estación que debe volverse a llamar La Voz Dominicana, por el impacto y la fuerza que tiene ese nombre) su canal fundamental al instalar un estudio desde el cual se transmitió horas ininterrumpidas con informaciones, entrevistas y segmentos especiales. Fue una producción dirigida por Iván Ruiz apoyado por Jesús Nova y un equipo de jóvenes productores y presentadores.
La apertura de la feria, realizada en una gran carpa montada en la Fortaleza Ozama, rondó lo milagroso: lluvia casi todo el día y paró de llover a las 5:30 P.M., para despejar el cielo. Un milagro similar se produjo el último día: llovió en las primeras horas del día…y se detuvo el agua.
El discurso de la ministra de Cultura y el director de la feria, Ferrer, fueron adecuados, hermosos y precisos. Germán dio forma a los insumos que le pasó su equipo, y produjo una pieza hermosa y sentida. Es una mujer capaz y trabajadora, a pesar de no ser ni escritora ni historiadora, como algunos a los que ha sucedido en el cargo. No poca gente pensó que el cargo le quedaría grande.
En el acto de cierre, el lunes 1 de mayo, se anunció a Israel como país invitado de honor, lo que fue agradecido muy emotivamente por el embajador Danny Birán, mientras que Katja Afheldt, embajadora de la Unión Europea agradeció el honor.